Autor: Anónimo, (talleres de Ática).
Estilo: Escultura griega clásica, estilo severo.
Material: Mármol.
Fecha: Alrededor del 470-460 A.C
Altura: 48-50 centímetros.
Representa a una figura femenina con peplo (túnica femenina antigua), casco corintio y lanza. En su postura apreciamos que apoya una mano en la cadera y está ligeramente inclinada sobre la lanza, contempla un monolito rectangular que tiene delante. Su función real no es conocida. Así, pudo servir como una pieza votiva, lo mismo que la mayoría de los relieves de la Acrópolis. Podría también tratarse de una piedra que señalizaba la salida y la llegada de las carreras que se celebraban con motivo de los Grandes Panateneas (fiestas religiosas y atléticas parecidas a los juegos). E igualmente se la ha identificado con un horos o mojón de piedra que servía para marcar los límites de un recinto o propiedad.
Respecto a su interpretación, lo más comúnmente aceptado hasta la fecha es lo siguiente: esta imagen tendría frente a sus ojos una estela funeraria (otros hablan de un cipo funerario en honor de un difunto) en la que aparecería inscrita una lista de los soldados atenienses muertos en el campo de batalla. Y de ahí parte la reflexión de una Atenea que se apena por los difuntos. Por esa razón aparece, según variadas fuentes, con un rostro entristecido y melancólico. En realidad, podría tratarse de un homenaje al triunfo griego acontecido en las Guerras Médicas contra el Imperio aqueménida.